Cómo le expliqué a mi suegro qué hace Shinkansen (y que no es una empresa japonesa)
Hace un par de meses dejé la operación de la startup que fundé, Mono. Hace unas semanas me sumé al equipo de Shinkansen.
- Shin kan….¿qué?
- Shinkansen. Como los trenes balas japoneses.
- Ahh…. ¿Y hacen trenes?
- No. Mueven dinero a la velocidad de internet.
- Ah…ya 😐
Fue la conversación con mi suegro cuando le conté que me sumaba al equipo de Shinkansen. Y bueno. A mí también me costó entender lo que hacían la primera vez que lo hablamos con Leo, Panco y Ubaldo, sus founders.
Fue en Abril de 2022. Almorzamos y me contaron que estaban montando una fintech para darle la velocidad de internet a los movimientos bancarios en LatAm. Conectar a fintechs y bancos, montar una cámara de compensación paralela a la existente y usar las transferencias bancarias como lo que son: movimientos de información o bytes de un lado a otro.
Nada fácil de entender a la rápida. Y estos tres manes, cada cual más cabezón que el anterior. Van rápido y no es un tema común que todo mundo conozca.
En Colombia operan a través de Mono. Desde ahí que me tocó conocer más en detalle lo que estaban construyendo y hablar bastante más con ellos. Cada vez que conversábamos me convencía más que la oportunidad es muy grande. Hay situaciones de la tesorería de las empresas que son demasiado absurdas. De las que la gente no te cree que pasan porque “como en una empresa tan grande va a suceder eso”. Pues, pasa. Hay un mercado. Y fiel creyente de lo que dice Marc Andreesseen, cuando un gran equipo se encuentra con un gran mercado, sucede algo especial.
Ahora, ya siendo parte del equipo, me enfrentaba al desafío. ¿Cómo le explicaba a mi suegro que esto es una fintech, que tiene nombre japonés, pero que opera en Latinoamérica para resolver los temas de pagos de las empresas?
- Dime la verdad wn…¿estay sin pega?
Entonces, lo vi. ¿Qué puede ser homologable al mundo de los fierros bancarios, de las transferencias, las velocidad y los procesos?
Bingo. Los autos antiguos.
Mi suegro es amante de los autos antiguos. Participa de un club donde hacen rallys en burritas que duran días por muchas zonas del país. A veces incluso cruzando las fronteras.
10 horas tardaron en llegar desde Santiago a La Serena. Un viaje de 400 kilómetros, que en un auto del 2023, a la velocidad permitida, tomaría entre 3.5 y 4 horas.
“Pero si no buscamos llegar rápido. Buscamos la consistencia del tiempo. Estar en los fierros del auto y resolver problemas en el camino.”
Claro. Hay un romanticismo en los autos antiguos. No se usan para llegar de la manera más eficiente y con menos dificultades al destino. Se usan por gusto, como un elemento de pasatiempo para los amantes de los fierros.
Bueno, las empresas que hacen transferencias bancarias, están utilizando burritas para hacer cada movimiento. No es la forma más eficiente, más rápida ni más cómoda. Considerando la manualidad del proceso, los dos o tres humanos que interceden, más de un digipass-token, el tiempo y la poca trazabilidad que ello conlleva, no se aleja mucho la comparación.
Con una (gran) diferencia: Andar en autos antiguos tiene un romanticismo. Hacer transacciones con la tecnología de los 80’s no lo tiene. No existe un club de amantes de los rieles de transferencias bancarias que coleccionen digipasses-tokens o archivos planos y se junten a conversar sobre el tema.
¿Por qué usar una burrita cuando puedo usar un auto que se maneje de manera automática, a toda velocidad, que me entrega la información a detalle?
Esto es más relevante aún cuando la eficiencia de mi negocio tiene alta dependencia de los pagos. ¿Se imaginan comprando algo por Mercado Libre y que tu pedido lo despachen en una burrita? Bueno, igual de absurdo es para las empresas que hacen créditos los transfieran de manera manual. O una empresa de inversiones, que tiene que lidiar con los reclamos de sus clientes por transferir un retiro un viernes de acciones que se vendieron el lunes.
Es delegar la confianza que tus clientes tienen en tu empresa en procesos manuales construidos hace décadas. En errores humanos (involuntarios o no) que pueden quebrar la relación con tus clientes en la que has invertido tanto.
Eso hacemos en Shinkansen. No somos románticos de la tecnología del pasado. Hacemos volar tu negocio con la tecnología de hoy día. Le damos la velocidad de internet a las transferencias.
Ya…te la compro.